Cuantas veces habrán pasado cosas y yo las callé, y en ese silencio reflexionaba parte por parte. Luego las enfrenté y seguí mirando para adelante. Siempre escucho, callo, espero.
Mi mente, mi cabeza y mis pensamientos son totalmente abiertos. Se abren hacia nuevas ideas, opiniones diferentes, etc. porque nunca me sostuve en una posición en la cual se podría decir capricho en el que me cierro de tal forma que conmigo no se puede llevar a cabo una conversación. No, nunca pasó eso.
Yo creo que una persona madura es una persona respetuosa, que respeta absolutamente todo lo que le rodea. Es responsable por lo tanto siempre acepta sus errores y no los vuelve a cometer. Una persona madura escucha y luego habla. Y parándome frente al espejo dicto cada una de estas características y las veo notablemente en mí.
Es agotador pensar todo el tiempo que hay algo erróneo con mi personalidad, con mis pensamientos, con mis físico. Quiero ser libremente yo, sin ningún límite más que el respeto. Quiero decir lo que siento y lo que pienso en cualquier momento y que me escuchen, ESCUCHES, todo lo que tengo para decir porque a veces me entra la duda en que me queres transformar en una persona que sea un calco tuyo, y no quiero, no sería yo. Ya pase por esa etapa en la cual quería ser igual a vos, quería ser esa persona tan parecida a vos con la que podías hablar y conmigo no. Sufrí muchísimo por eso, y hasta hoy en día a veces me entran esas dudas en las cuales me planteo en como debería ser y no como realmente soy.
No quiero perder mi personalidad, mi ser. Ya perdí una gran parte de mi alma, por ende de mi misma y eso hizo que yo lamentablemente cambie en aspectos que yo sola los conozco. Basta. Llego tu tiempo de escuchar ahora...
